Cuando comenzamos esta aventura no disponíamos de toda la información en relación al cuidado de gallinas y poco a poco, con el paso de los años, hemos ido adquiriendo conocimientos que mejoran nuestra experiencia y la calidad de vida de las gallinas.
En lo relativo al tema de comederos hemos probado un montón de opciones. Al principio, creamos unos comederos de manera artesanal, también usamos comederos comerciales redondos de distintos tamaños pero, que por unas cosas o por otras, hemos ido retirando. El principal problema que teníamos era que los pájaros se comían el pienso de nuestros animales, teniendo que echar mucha más cantidad de la necesaria.
Por lo tanto, y sin ningún tipo de experiencia en lo relativo a los comederos automáticos que se vendían por internet, decidimos comprar uno con una capacidad de almacenamiento de 12 kg y probar si solucionaba nuestro problema.
El comienzo fue complicado, ya que nuestros animales no sabían utilizarlo, pero no les llevó mucho tiempo aprender a usarlo.
En nuestro modelo se puede seleccionar entre tres durezas del muelle de retorno de la puerta del comedero en función del peso que tenga el animal (que en definitiva será lo que haga que la puerta que oculta el pienso se abra y pueda comer). En un primer momento, seleccionamos el menor peso posible para que con tan solo pisar se abriera la puerta y el animal viera que eso es lo que tenía que hacer si quería comer. Para que lo aprendieran, les fuimos cogiendo y poniéndoles sobre las barras rojas que podéis ver en esta fotografía:
Por la parte de arriba encontramos el lugar por donde introducimos el pienso. Tenemos la tapa que se abre cuando las aves presionan las tiras rojas y si no presionan, se cierra impidiendo que los pájaros puedan coger pienso.
En los laterales tenemos unos indicadores visuales de la cantidad de pienso que tenemos pero para asegurarnos es mas sencillo levantar la tapa por donde introducimos el pienso y comprobarlo.
Este modelo que tenemos nosotros también nos ayuda con los posibles ratones que quieren llegar hasta el pienso gracias a su diseño.
Tras varias semanas de prueba y tras asegurarnos que todas las gallinas sabían utilizarlo, cambiamos la dureza del muelle.
Como curiosidad debo de contar que las ocas y los patos no usaban el comedero como estaba inicialmente diseñado por su creador, sino que empujaban con su pico la puerta donde se ocultaba el pienso y así conseguían comer.
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